*WARNING: This blog is intended for a mature audience. Its contents may include adult situations, violence and sensitive issues that some people might find disturbing. Please read at your own discretion.

5 October 2013

Unos Ojos marrones: Capítulo 03


"El alma, afortunadamente, tiene su intérprete (con frecuencia inconsciente pero fiel) en los ojos." Charlote Brontë, Jane Eyre

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Andrew se levantó de la cama con su habitual energía. Como su trabajo era bastante exigente procuraba estar siempre bien descansado para afrontar cada día. Se aseó, se puso su ropa de trabajo y bajó a desayunar antes de abrir la clínica.


Había accedido a entrevistarse hoy con la amiga de su hermana, y no estaba muy seguro de que hubiera sido una buena idea. La verdad es que le vendría bien algo de ayuda en la consulta, de hecho había pensado en contratar a alguien, pero... ¿a una mujer? Claro que... no sabía mucho sobre mujeres. Como su madre había muerto cuando era tan solo un niño, Ethel y un par de relaciones fallidas era todo lo que sabía sobre el "sexo débil". Además estaban sus pacientes femeninas, pero suponía que éstas no estaban en el mejor momento para ser juzgadas por su fragilidad.


En fin, no perdía nada con darle una oportunidad, pensó mientras apuraba su café matutino. Lo cierto es que había oído hablar tanto de ella que sentía cierta curiosidad. El sonido de alguien llamando a la puerta unos momentos después le despertó de su ensoñación. Debía de ser ella. Llegaba puntual, se percató; al menos tenía ese punto a favor.


Así que se levantó para conocer a Claire...

Andrew nunca imaginó que unos ojos marrones pudieran ser tan fascinantes como los de Claire. Sin duda era preciosa, pero lo que más le impresionó de ella fue cómo la intensidad de su mirada contradecía su delicada apariencia. Todavía era muy joven (tendría unos 26 años, la misma edad que su hermana) y sin embargo el modo en que le miraba encerraba una gran sabiduría, como si hubiera pasado por muchas experiencias.


Durante unos segundos olvidó por completo qué es lo que iba a decir, y entonces se percató de que ni siquiera se había presentado. -Soy el Dr. Andrew Stuart. Usted debe de ser la Sra. Parker. Encantado de conocerla.-Por algún motivo, le estaba costando esfuerzo mantener su tono profesional. Siguió hablando mientras la acompañó a la consulta y la invitó a sentarse. -Confío en la opinión de mi hermana, así que estoy dispuesto a darle una oportunidad. Sin embargo, debo advertirle que esto no es un trabajo para enfermeras aficionadas.- El discurso que tenía en mente iba a ser más duro pero su mera presencia le estaba distrayendo.


-Ya veo, Dr. Stuart.- Claire habló finalmente. -Pero si lo que imagina es que me voy a poner histérica al ver algún hueso roto o una herida infectada, va usted a verse decepcionado.- hablaba con intensidad, pero el temblor en la voz la delataba: le estaba costando esfuerzo hablar. -Quiero decir..., he tenido mis dosis de sufrimiento en la vida, así que esas cosas ya no me impresionan.- Andrew no entendió muy bien las palabras de la Sra. Parker, pero estaba seguro de que había algo que ocultaba.


En cualquier caso, no tuvo tiempo suficiente para ponerse a pensar en ello detenidamente, pues una paciente entró en la consulta en aquel momento. Andrew decidió que éste sería un buen momento para poner a prueba las habilidades de Claire, así que le pidió que se quedara un rato a ayudarle. A continuación se levantó de la silla para saludar a la Sra. Connor, y le hizo un gesto a Claire para que le siguiera. -¿Qué le ha sucedido esta vez, Sra. Connor? ¿Otro corte? Espero que no sea tan profundo como el último.

Andrew le pidió a su paciente que se quitara la chaqueta y la dejara en la cama. La Sra. Connor no parecía sentir miedo ni dolor. No era de extrañar, ya que ella trataba a diario con los animales de su granja; debía de estar acostumbrada a todo tipo de arañazos. De hecho, siempre que venía a la consulta lo hacía por miedo a sufrir alguna infección, no por las heridas en si, puesto que él le había enseñado cómo parar la hemorragia.


Sin embargo, cuando giró la cabeza para echarle un vistazo a la Sra. Parker, el panorama se presentaba completamente distinto; por su expresión se diría que estaba aterrorizada. No es que le sorprendiera la reacción, pero tampoco había imaginado que se desmayaría tan pronto. Suspiró profundamente. Casi le había engañado un rato antes, cuando le había asegurado que no haría justo lo que estaba haciendo ahora.


Sin embargo, algo ocurrió de pronto. La Sra. Parker consiguió recuperarse y se acercó a la Sra. Connor para seguir sus indicaciones sobre cómo curar heridas de ese tipo. Bueno, quizá no fuese tan delicada después de todo; al menos, se estaba esforzando, y eso le gustó a Andrew.

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En los días que siguieron, Andrew comenzó a darse cuenta de que su opinión sobre las mujeres quizá había sido precipitada e injusta. La Sra. Parker era todo lo que cabía esperarse de una asistente, y aprendía con rapidez. Sus manos siempre se mostraban firmes cuando manejaba el frágil instrumental, y sabía hablarles a los pacientes con una dulzura que éstos tanto necesitaban. También se le daba bien conseguir que los niños enfermos sonríeran.

Sin embargo, había algo en ella que Andrew no acababa de comprender. Tenía un aura misteriosa que le intrigaba, y sentía grandes deseos de saberlo todo acerca de ella...



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2 comments:

  1. Jajajajaja, Claire pagó la novatada, afortunadamente se recuperó rápido y además es inteligente y bonita, tuvo suerte ese doctor, jejeje. Me encanta la forma como desarrollas la narrativa, Marsar, hace la historia interesante y entretenida de leer. Me gusta. Besos!

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    1. Ah, así que piensas que Andrew ha tenido suerte de encontrar a Claire, ¿no? Jeje, yo también lo pienso ;-).

      Me alegra mucho que te esté gustando, es un placer tenerte por aquí :-).

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