*WARNING: This blog is intended for a mature audience. Its contents may include adult situations, violence and sensitive issues that some people might find disturbing. Please read at your own discretion.

20 May 2015

Unos Ojos marrones: Capítulo 29

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*ADVERTENCIA: Palabrotas y algo de violencia —aunque de una clase que quizá no os ofenda ;-).
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¡Maldita sea! ¿Pero cuántos hoteles había en la ciudad? Andrew había perdido la cuenta. ¿Y cuántos le faltaban aún por comprobar? Iba a volverse loco. ¿Y si no encontraba a Claire en ninguno de ellos? No, no estaba dispuesto a contemplar esa posibilidad: iba a encontrarla. Claire y su marido debían de estar en alguna parte, ¡tenían que estar! ¿Sería posible que ya estuvieran de camino a Inglaterra? Andrew rezó para que no fuera así.

Suspiró al acercarse a otro más: ¡ojalá éste fuera el correcto!


Lo vio nada más entrar a la recepción. Saliendo por una puerta, ¿el bar, tal vez?, al otro lado del recibidor. El Sr. Richardson, en persona.

Andrew lo esperó hasta que estuvo a su altura. —¿Dónde está Claire? Tengo que hablar con ella.

Por unos instantes, el hombre no contestó ni dio señales de recordarle. Pero finalmente le reconoció; esa ceja arqueada no dejaba lugar a dudas. —Creo, Dr. Stuart que debería abstenerse de dirigirse a mi esposa por su nombre de pila.— Ésas fueron sus primeras palabras. —¿Acaso no sabe mostrar respeto?


Andrew ignoró la advertencia del hombre. —¿Dónde está?—, repitió. Ambos se observaron fijamente, fría la mirada que le lanzaron a Andrew, y sin duda fría la que él lanzó. —No pienso moverme de aquí hasta que la vea.

—Bueno, eso es imposible.— La voz de Richardson tembló ligeramente. —Se encuentra... descansando en este momento.

Esas palabras hicieron que la habitación (o el corazón de Andrew) se helara. ¿Sería eso verdad, o sería mentira? Iba a descubrirlo como fuera. —¿A estas horas? ¿Por qué? ¿Es que está enferma?— Andrew hizo una pausa, esperando alguna reacción: no obtuvo ninguna, excepto una gota de sudor que se le empezó a formar a Richardson en la frente. —Porque si lo está, entonces sí que insisto en verla.


El hombre palideció. —No será nada... estoy seguro...—, titubeó. ¿Nada? A Andrew no le gustó como sonaba ese nada. ¿Y a qué venía tanto tartamudeo?

Sin hacerle caso, Andrew se dirigió al recepcionista. —Rápido. Deme el número de la habitación del Sr. y la Sra. Richardson.— Éste dudó. —¡Vamos! ¿Es que no lo ha oído? ¡Una dama podría necesitar asistencia médica, y no puedo hacer nada para ayudarla porque su marido se niega a darme el puñetero número de habitación!

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Finalmente, los tres subieron y abrieron la puerta. Andrew decidió que tenía derecho a entrar primero, y fue rápido en acceder a la habitación antes que los otros dos hombres. Pero la escena que se le presentó bien hubiera deseado no verla nunca. El corazón se le rompió. Una parte de él murió. Delante de él, una alfombra verde; sobre ésta, Claire, tendida; al lado de su brazo, la botella desaparecida..., intacta; a sus pies, un poco más alejado, un atizador para el fuego.


Observó más detenidamente las facciones maltrechas de Claire: por las mejillas le resbalaban lágrimas resecas, y en su cara se le empezaban a formar unas marcas espantosas. Dirigió entonces la mirada hacia el pecho: se movía arriba y abajo, si bien levemente. ¡Estaba viva! No vio nada más.

No vio nada más, pero sí que escuchó algo. —Se pondrá... bien..., ¿verdad?—, habló una odiosa voz masculina detrás de él. —Tiende a... exagerar... a veces.


¿Era esa la mejor excusa de aquel hijo de puta? ¿Se creería sus propias mentiras? ¡Así que Claire exageraba! Andrew ni siquiera se molestó en replicarle. Sus puños hablarían por él con mucha más elocuencia.

—Eh, ¿qué está usted haciendo?—, dijo Richardson tras recibir un golpe en la mandíbula. — ¡Déjeme!

Andrew le pidió al recepcionista que llamara a la policía, y después le dió al Sr. Richardson la única respuesta que merecía: otro golpe, esta vez en la nariz. Ese hombre iba a aprender enseguida lo que les hacía a los maltratadores: ¡una acusación por asalto con agravantes seguro que se lo enseñaría!

—¡Déjeme!—, repitió Richardson. ¿Es que no iba a callarse nunca? —Es usted soltero, doctor, no cabe ninguna duda.— Y encima mantenía ese tono desafiante. —De lo contrario sabría que a las esposas hay que... disciplinarlas de vez en cuando...


¿Disciplinar? ¿Disciplinar a Claire? ¡Incluso el término era abominable! ¿El hombre que le había hecho un daño tan atroz a Claire tenía la insolencia de afirmar que había que disciplinarla? ¿Y esto era lo que entendía por disciplina? ¡Andrew iba a matar a ese bastardo!

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Una vez que la policía se hizo cargo del Sr. Richardson, Andrew se quedó a solas en la habitación con el cuerpo inconsciente de Claire como única compañía. Fue entonces cuando encontró el valor para acercarse a ella.


Temblando, se arrodilló junto a ella, le tomó el pulso, le acarició suavemente la cara y, tras asegurarse de que su vida no estaba en peligro, Andrew la atrajo hacia su pecho. Trató de moverla con sumo cuidado, pero, una vez que la tuvo entre sus brazos, se olvidó de toda precaución: la abrazó con todas sus fuerzas. —¿Qué te ha hecho?—, le susurró al oído; el sonido de la respiración casi imperceptible de Claire fue lo único que ésta pudo dar por respuesta.

Tras unos minutos, Andrew recuperó la compostura, y la voz del médico reemplazó a la del amante afligido. A pesar de que hubiera deseado no soltarla nunca, era poco aconsejable (e imprudente, y egoísta) dejarla sin atender por más tiempo: no iba a fallarle cuando más le necesitaba.


La separó de sus brazos lo justo como para tener una mejor perspectiva de ella, y le acomodó la cabeza sobre su regazo. Respiraba de forma leve pero con regularidad: buena señal. Había sangre que le resbalaba de la boca: mala señal. La cantidad de sangre era muy poca: de nuevo buena señal. Claire ni se había movido: otra mala señal. Todo apuntaba a una costilla rota, tal vez más de una. Una inspección más detallada confirmó sus sospechas, y no pudo evitar acordarse del atizador que seguía tirado a sus pies: Andrew se estremeció.

Por desgracia, no podía hacer mucho sin su instrumental médico; tenía que llevarla a la clínica, de inmediato. Andrew le apretó el corsé un poco más fuerte para mantener las costillas en su sitio. Después, le echó un vistazo a la habitación buscando ropa de abrigo para Claire, pero no había nada a mano excepto su abrigo, que estaba tirado en un rincón, hecho jirones: a Andrew se le vino de nuevo a la mente el atizador, y de nuevo se estremeció. Sin pensarlo mucho, se quitó la chaqueta, envolvió a Claire con ella, y la tomó en brazos. Confiaba en que el movimiento brusco no le haría más daño, y que el vendaje improvisado aguantaría hasta que estuvieran en casa, a salvo.


5 comments:

  1. You have been nominated!
    Thank you for your presence in the blogging world!

    http://lutsepisodes.blogspot.com.br/2015/05/liebster-award.html

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    1. Wow, thank you! Much appreciated :-D

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    2. No te imaginas lo contenta que estoy, creo que al fin las cosas de van a arreglar para Claire, no quiero que sufra más. Y tenías razón, la violencia de este capítulo no ha sido para nada molesta, ya era hora de que Richardson recibiera al menos una milésima parte de lo que se merece. :D

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  2. ¡Hola Marsar! ¡Cuánto tiempo! Al fin me puse al día con esta preciosa historia, y veo que ya está apunto de acabar...

    Menos mal que las cosas comienzan a verse un poco mejor y Andrew ha vencido su orgullo dolido y ha descubierto la verdad sobre lo que Claire ocultaba con tanto recelo. Yo también creo que las cosas podrían haberse arreglado antes con un poquito más de comunicación entre Claire y él, pero de ser así la historia no habría sido tan interesante y nos habríamos perdido momentos duros como los de su marido pero muy interesantes, sobre todo con la llegada de Andrew en escena dándole su merecido.

    Espero que a partir de ahora Claire lo único que reciba de un hombre sea su cariño y amor incondicional, y a su vez logre encontrar la fuerza que necesita para reponerse sus traumas, pobrecita mía...

    Muchos besazos Marsar, y perdona por no comentarte antes, sigo muy atenta a tu blog aunque esté menos activa que antes. ¡Un abrazo!

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  3. ¡Y ya que estamos te informo de que acabas de ser nominada! Aunque veo que no soy la primera en hacerlo ¡enhorabuena! http://alidaen.blogspot.com.es/2015/05/mi-primer-liebster-award.html

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