*WARNING: This blog is intended for a mature audience. Its contents may include adult situations, violence and sensitive issues that some people might find disturbing. Please read at your own discretion.

8 October 2013

Unos Ojos marrones: Capítulo 10

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*ADVERTENCIA: Este capítulo contiene algunas situaciones adultas.

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Andrew escuchó a través de la puerta cerrada cómo Claire le indicaba a alguien que entrara. Suspiró profundamente, ya que hubiera deseado tener una jornada tranquila para poder terminar el artículo que estaba escribiendo para una revista médica. Esperaba no tener más pacientes hoy.


Se levantó de su silla para ir al encuentro de Claire y la desconocida, las cuales se estaban aproximando ya al despacho.

-¿Qué puedo hacer por usted, señora...?- No llegó a acabar la frase, pues se quedó tan helado como si acabara de ver un fantasma. Los ojos le estaban jugando una mala pasada, seguro.


-¿Señora? ¿Es así cómo vas a saludarme, Andrew?

-¿Olivia? ¿De verdad eres tú?- No había cambiado en absoluto, los años la habían tratado bien. Estaba tan resplandeciente como siempre, con su brillante pelo rojo y sus ojos azules, pero había algo en su apariencia, una especie de gélida dignidad, de la que Andrew no se había percatado antes.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó con frialdad.

Ella dibujó una media sonrisa y le contestó. -Parece que me alegro más de verte que tú a mí.- Avanzó lentamente hacia él.

-¿Debería alegrarme tras todos estos años? - Notó cómo elevaba el tono de voz.

Y entonces se acordó. ¡Claire!


Se encontraba todavía en la habitación, siguiendo con la mirada a Olivia y a él, obviamente sin entender lo que sucedía, y ahí estaba él, a punto de hacer el ridículo delante de ella. Se aclaró la garganta. -Hmm, Sra, Parker, ¿le importaría ir a la oficina de correos para ver si ha llegado la última remesa de medicinas?

Claire vaciló un instante, pero finalmente asintió, y salió de la habitación en un simple gesto, con su habitual y callada eficacia.


-Vaya, vaya... no sabía que tuvieras una enfermera.- Replicó Olivia en un tono mucho más dulce del que a Andrew le hubiera gustado. -Es tan joven, y muy guapa, ¿no crees?

Recordaba muy bien ese tono de voz, quería provocarle. -No es asunto tuyo.- Fue la única respuesta que le dio. - Y no has contestado a mi pregunta.

-He viajado por el mundo con mi hermana y mi cuñado. Hemos ido a muchos sitios distintos, allí dónde su trabajo como diplomático nos ha llevado. He vuelto hace apenas unas semanas.- Suspiró mientras arqueaba una ceja. -Esta ciudad me recuerda tanto a ti que he estado pensando mucho en ti desde que llegué.

-¡Me abandonaste, por amor de Dios! ¿Y ahora vuelves después de tantos años y me dices que quieres volver a verme? ¿Que has estado pensando en mí?- Andrew estaba furioso.

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Andrew observó a Olivia mientras ésta se acercaba al banco del parque dónde la estaba esperando. Nunca dejaba de admirarle lo hermoso que era su cuerpo al caminar; balanceaba los brazos con una gracia que estilizaba su cintura al ritmo de cada paso. La falda se mecía con la suave brisa, y esto hacía resaltar todavía más sus perfectas curvas.


Se levantó de su asiento para besarla, pero ella no le dejó y dio un paso atrás. La miró con suspicacia por esta repentina frialdad, y se encontró con sus ojos azules que le miraban fijamente en una expresión difícil de interpretar. Ella habló a continuación.


-No sé cómo decirte esto, pero... no creo que pueda ser la mujer de un médico.


-¿Otra vez con éstas? Creía que este asunto ya estaba zanjado.- Se había cansado ya de esa vieja discusión. A pesar de lo mucho que la quería, no podía comprender por qué despreciaba tanto su trabajo.

-Pensaba sinceramente que te acabarías cansando. ¿Por qué sigues empeñado en esa profesión? ¿Por qué no hablás con mi padre? Ya sabes que está dispuesto a ofrecerte un buen puesto en su empresa...

El enfado de Andrew iba en aumento. -¿Y trabajar toda mi vida en un despacho a las órdenes de tu padre? ¿Es eso lo que quieres?

Ella no dijo nada. Andrew adivinó que había algo más.


-¿Hay otro hombre? ¿Es por eso por lo que no quieres casarte conmigo?

Esta vez, Andrew interpretó su silencio como señal de que había algo de cierto en su sospecha. Tenía que saber la verdad. -¿Hay otro hombre?

Olivia se llevó una mano a la boca y volvió la cabeza, para evitar su mirada escrutadora. -No..., si... bueno, Mark le ha hecho saber a mi padre su intención de cortejarme.

Andrew no se lo podía creer. Estaba colérico. -¿Y tu padre ha accedido a eso sabiendo que estamos prometidos?

-Bueno, no exactamente, pero ya sabes que tiene pensado dejar el  negocio en sus manos dentro de unos años, y...


-¡Y tu boda con la mascotita de papá hará que todo el mundo esté contento, por lo visto!- Le soltó con amargura.

-Andrew, yo te quiero. No le he dicho que me casaría con él...- Si intentaba calmarle con sus palabras, estaba fallando estrepitosamente.

-Pero lo harás a no ser que yo ocupe su lugar en la empresa.- Andrew se encontró de nuevo con su silencio. -Olivia, sabes que no puedo hacerlo. Me encanta mi trabajo, y me gano bien la vida. Tengo una bonita casa a la que puedo llamar hogar, y algún día tendré mi propia clínica. Deberías respetarme por ello, ¡me he hecho a mí mismo! ¿Y sin embargo me dices que eso no es suficiente para ti? ¿Piensas que no puedo mantener a una esposa?


-Ya sé que puedes, pero me temo que tú y yo queremos cosas diferentes de la vida. Si no renuncias a tu trabajo, me temo que hemos terminado.

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-Vamos, también pasamos muy buenos momentos. ¿Es que no los recuerdas?- La voz sugerente de Olivia le trajo de vuelta al presente.


Sabía a qué se refería y en cierto modo estaba de acuerdo; habían sido en tiempos una pareja apasionada, pero comprendía ahora que aquello no había sido más que una atracción de juventud.

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Hoy su piel era tan suave como siempre. Andrew no se cansaba nunca de esa sensación. Acariciar su delicioso cuerpo se había convertido en algo instintivo para él, y ya sabía los lugares en los que sus caricias la excitaban más. El cuello era uno de esos sitios, pensó mientras presionaba sus labios sobre ese punto sensible. Ella reaccionó como él esperaba, y Andrew sintió cómo el cuerpo de Olivia se tensaba y suspiraba con satisfacción. De todas formas, la sonrisa distraída que se le asomó inmediatamente después, le hizo pensar a Andrew que tenía la mente en otro sitio.


Andrew tenía que hacer algo más para seducirla por completo, y hábilmente la giró y la sujetó por el trasero para besarla apasionadamente.


Tras un rato de besos apasionados, posó a Olivia sobre la cama y se quitó los pantalones. Se puso encima de ella y comenzó a lamerle el cuello, mientras le desataba el corsé. Ahora sí estaba respondiendo con todo el cuerpo, como Andrew pudo comprobar por los suaves gemidos que se escapaban de sus labios, y por la creciente intensidad con la que se agarraba a él.


Y entonces, de pronto, se oyó un ruido en la planta baja que les sobresaltó. Andrew se sintió molesto por la interrupción, pero no hizo caso, pensando que sería el viento que soplaba fuera. Pero tras una pausa, el ruido se oyó de nuevo, esta vez con más fuerza. Estaba claro que no era el viento, sonaba más bien como si alguien... si, ¡alguien estaba llamando a la puerta!


Quién fuera que estaba a la puerta no tenía intención de irse, así que Andrew saltó de la cama y se volvió a poner los pantalones.

-¿Adónde vas?- Le preguntó Olivia en ese tono tan agudo que solo empleaba cuando no conseguía lo que quería.

  
También ella se levantó. -No irás a dejarme así, ¿verdad?- Y acompañó su pregunta de un movimiento del brazo que sabía que la hacía irresistible. ¡Estupendo! Así que le había costado tremendamente romper el hielo unos minutos antes, ¿y ahora se quejaba?

-Podría ser algo urgente.- Andrew la miró enfadado antes de salir del dormitorio.

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Justo cuando acababa de cerrar la puerta tras la inesperada vista, Andrew vio a Olivia bajar las escaleras con sigilo, asegurándose de que la puerta estuviera bien cerrada. Andrew sabía que ella nunca dejaría que nadie la viera salir del dormitorio de un hombre, incluso aunque éste fuera su prometido.

-¡Ha habido un accidente!- Él le informó.


Ella ahogó un grito. -¡Que pena! ¿Qué ha pasado?

-Aún no lo sé. Rápido, ponte tu abrigo y vámonos, van a necesitar toda la ayuda posible.

-En serio, Andrew, seguro que no necesitan mi ayuda.- Se encogió de hombros, indiferente. -Y estoy segura de que tampoco te necesitarán a ti. Después de todo, ni siquiera eres médico todavía.

-¿Y qué importa eso? Soy lo más parecido que hay en todo el barrio.- Empezaba a perder la paciencia. -¿Vienes conmigo o no?


-Creo que te esperaré aquí. Seguro que habrá sangre, y ya sabes que yo no la soporto. Y no puedo salir sin haberme peinado antes.

¿Hablaba en serio? A Andrew le preocupaba que la mujer a la que amaba dijera tales estupideces. Ya había tenido bastante por hoy. No había manera de razonar con ella cuando se ponía así. Apretó los labios para evitar una discusión y salió a la calle sin mirar atrás.

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-He cambiado, Andrew. Ya no soy esa esnob superficial que conociste una vez. He madurado.- Bajó la voz levemente. -No llegué a casarme con Mark, Andrew. De hecho, no me he casado.

-¿Ah, no?- Realmente le sorprendía escuchar eso.


-No.- Replicó sin más, y avanzó un paso hacia él. Él no se movió. -No te haces una idea de cuántas veces me he arrepentido de haberte dejado. Mark no era rival para ti.

Andrew sintió como, al hablar, aquellos labios tentadores se acercaban a los suyos. Tenía que hacer algo para romper el hechizo. Pero, ¿quería hacerlo? Ella parecía sincera, quizá pudiera darle el beneficio de la duda, después de todo.

Siguió acercándose a él, hasta que ya no pudo avanzar más, y le apoyó las manos en el pecho. Él la sujetó instintivamente por los hombros, los labios de ella a unos centímetros de los suyos.


Pero entonces, la puerta se abrió y entró Claire. ¡Oh, no! Andrew había olvidado por completo que iba a volver.


Aquellos profundos ojos marrones que tanto le intrigaban tenían un brillo que Andrew nunca había visto en ellos. ¿Era vergüenza lo que veía en ellos? ¿Dolor? ¿Celos? Probablemente era una combinación de emociones asaltándole la mente, lo que se reflejaba en su expresión. Sin mediar palabra, Claire se dio la vuelta y se marchó tan rápidamente como había entrado. Y fue en ese momento cuando Andrew lo supo -justo en el momento en el que le había descubierto en los brazos de otra mujer- y de pronto se sintió el hombre más estúpido del mundo.

No querría nunca a ninguna otra mujer. A ninguna salvo a Claire.


Bruscamente se libró del abrazo de Olivia y corrió hacia Claire. -Sra. Parker, ¡espere, por favor! ¡Claire!



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2 comments:

  1. ¡No puede ser! ¡Me he quedado sin capítulos que leer en castellano! >_< Y encima se ha quedado interesantísimo...¡por favor sube cuando puedas los capis traducidos! ¡O me moriré de ansías por saber qué pasa!

    Madre mía, que historia tan fascinante, y que delicadeza pones en cada imagen, las poses, el vestuario, los ambientes, y tu forma de escribir...hace que te sumerjas en la historia y te metas en la piel de su protagonista desde el primer momento. Por no hablar de la sensibilidad con la que has conseguido plasmar momentos tan duros como los que vivió en el pasado Claire. Me encanta que la historia tenga ese toque dramático y adulto que usas con tan buen gusto. Enhorabuena. Aquí tienes una fiel seguidora ^^

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    1. Bueno, puede que tus deseos se hagan realidad este fin de semana, tenía pensado subirlos para entonces ;-). Son solo dos capítulos más de momento.

      Vaya, me has dejado sin palabras, y hasta creo que me he sonrojado... Los momentos duros han sido difíciles de escribir, sinceramente, porque tenía que meterme completamente en su piel y en su mente, y... ufff... Y las imágenes, me divierto mucho haciéndolas, pero me llevan bastante tiempo, así que me alegra que te gusten :-D.

      Muchas gracias por leer :-).

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