Unos Ojos marrones: Capítulo 17

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*ADVERTENCIA: ¡Vuelven los flashbacks! Lo que significa... ya sabéis..., que hay algún tema que puede herir la sensibilidad.
*ADVERTENCIA EXTRA: No aparece Andrew en este capítulo. Mis más humildes disculpas a todos sus fans ;-P.

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Claire odiaba septiembre...

Aquella tarde había estado ensayando durante más rato del habitual, pero valía la pena, pues podía enorgullecerse de haber encajado ya todos los acordes y tener la obra finalizada. Y justo a tiempo, además. Se sentía profundamente realizada; como no lo había estado en años.

-Mañana es el gran día. ¿Estás nerviosa? Porque yo, por mi parte, nunca podía controlar la emoción cada vez que sabía que iba a escuchar alguno de tus recitales.- Ethel acompañó su exuberancia habitual haciendo un sonoro gesto con las manos. -Tu talento me daba tanta envidia... 

Claire se sintió muy agradecida por el cumplido de su amiga, y sonrió para si al recordar aquellos días felices. -No te preocupes. No estoy nerviosa.

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-Claire, la pieza que estabas ensayando antes... ¿Es la que vas a tocar este año en el festival de principio de curso? Sonaba tan bien... Ethel me estaba diciendo que hay una historia que acompaña a la música. ¿Es eso cierto?

Claire asintió entusiasmada, y se sentó en la cama de Emily. La música era su tema de conversación favorito.

-Claro que es verdad,- interrumpió Ethel, frotándose las manos. -¿Es que no sabes que Claire cuenta las historias más bonitas del mundo entero? Llenas de hadas, y bellas princesas, y música...

-¡Oh! Suspiró Emily.

-¿Queréis escucharla?- preguntó Claire a sus amigas, y, como las dos asintieron, se aclaró la garganta y comenzó su relato.

-Érase una vez...

Se podían escuchar al fondo las risitas de las demás niñas, y por encima de ellas se oyó el grito alegre de Helen, quién obviamente había estado escuchando a escondidas. -¡Chicas, chicas, deprisa! ¡Claire va a contar un cuento!- En cuestión de segundos, todas las niñas que compartían dormitorio con ellas se pusieron alrededor de Claire, ansiosas por escuchar su relato...

-Y así fue cómo el apuesto príncipe de ojos azules rescató a la princesa de aquel dragón horroroso.

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-No. No estoy nerviosa en absoluto,- reiteró Claire, pero hablaba para si misma. Aunque tenía que reconocer que lo estaba. Estaba nerviosa. Y no por los motivos en los que pudiera pensar Ethel. Le resultaba imposible controlar lor nervios, por el simple hecho de que era septiembre.

Como si Ethel hubiera adivinado los sombríos pensamientos de Claire, su expresión se volvió seria y su voz sonó apagada la siguiente vez que habló. -Claire, lo que me contaste el otro día... Sobre tu matrimonio, quiero decir...

-No se lo contarás a tu hermano, ¿verdad?- Claire se vio obligada a esquivar la mirada de su amiga por miedo a que ésta leyera en sus ojos aquello que había que ocultar. Probablemente daría lo mismo si Andrew se enteraba o no. Sin embargo, por algún motivo, no quería que lo supiera.

Claire se despidió antes de que Ethel tuviera la oportunidad de añadir nada más, y decidió dar un pequeño paseo antes de ir a casa, con la esperanza de que las mágicas luces del atardecer al reflejarse sobre el océano la calmaran un poco.

Si, Claire odiaba septiembre. O al menos, odiaba los últimos once septiembres de su vida. Once años. No podía creer que hubieran pasado ya once años. El hecho de que hoy fuera el aniversario de aquel fatídico día de su vida no le ayudaba a relajarse. En absoluto. ¿Que pensaría él si la viera ahora? Él cuyo nombre ni siquiera se atrevía a pronunciar, por miedo a invocarlo si lo hacía. Ese miedo siempre estaba presente, siempre en lo más profundo de su alma, siempre dispuesto a ensombrecer su felicidad. Pero esta vez no iba a permitirlo. No dejaría que su destino echara a perder esta alegría en particular. Esta no.

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La sala de música siempre había sido para Claire un refugio de felicidad, pero ya no volvería a serlo. No desde lo que pasó aquella noche. ¡Tanta alegría como le producía tocar el piano, y ahora se había desvanecido! Por completo. Para siempre. Ni siquiera la música volvería a alegrarle. Hoy, lo único que quería hacer era quedarse quieta y desaparecer. Morir, quizá. Su vida ya no volvería a ser la misma.

¿Era ahora una mujer marcada? Sabía que nadie querría casarse con ninguna chica que hubiera hecho lo que ella. ¿Era pecado lo que había hecho? Solo que ella no había hecho nada. Claro que, por otro lado, ¿y si eso fuera incluso peor que el propio pecado? No hacer nada. ¿Y si hubiera podido evitarlo? ¡No! Eso no podía ser cierto. Hubiera querido evitarlo. Le había hecho daño. Mucho. Muchísimo. Incluso varios días después las piernas aún le temblaban dónde él las había separado, y hasta el alma le dolía. Solo con recordarlo le entraban náuseas.

Iba a ser suya... Aquellas palabras aún resonaban en su interior, ahuyentando sus más preciadas ilusiones. Iba a ser suya... ¿Qué habría querido decir con eso? ¿Iba a ser realmente suya?

Levantó la vista del piano, dónde apoyaba la cabeza, y su mirada se cruzó con la del retrato que solía ser su inspiración para tocar. Esa joven novia que había sido la anterior propietaria del piano. Su madre. La mujer a la que Claire había matado al nacer. Se veía tan hermosa en ese cuadro. Cuánto le gustaría haberla conocido. Tal vez pudiera darle algún consejo. ¿Habría comprendido su situación? ¿La habría culpado por ser débil? ¿Habría pasado quizá por lo mismo? Claire tenía tantas preguntas, pero el cuadro se negaba a contestarlas, lo cual no hizo sino sumirla todavía más en su desesperación.

¿Y por qué su padre había insistido tanto en no enviarla de nuevo a la escuela? Todas las demás ya estarían allí, esperando a que comenzaran las clases, y ya era demasiado tarde para participar en el festival de este año. En cualquier caso, daba lo mismo. No deseaba en absoluto ver de nuevo a Ethel y al resto de amigas. No después de aquello. No ahora que estaba marcada.

Tan ensimismada estaba Claire en sus pensamientos tortuosos que no oyó a la criada entrar en la habitación hasta que ésta le habló tímidamente.

-Siento interrumpirla, señorita. Su padre desea verla en el despacho inmediatamente.

¿Su padre la estaba esperando? Era extraño que mostrara algún interés en hablar con ella, y Claire tuvo un mal presentimiento. ¿Qué podría querer de ella?

Se adecentó lo mejor que pudo, se dirigió al despacho y llamó a la puerta. A continuación, titubeante, la abrió antes de recibir respuesta, y pasó a la habitación. -Padre, soy yo. ¿Quería hablar conmigo?

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Definitivamente Claire odiaba septiembre.

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Nota de la autora: Unos pequeños recordatorios para que nadie se pierda, que ha pasado ya un tiempecito desde los primeros capítulos...

• Como veis, vamos ya por septiembre, y el Prólogo transcurría en noviembre, así que nos quedan dos meses más para llegar a ese punto de la historia.
• El flashback en el internado ocurre aproximadamente un año más tarde de los hechos que se contaban en el Capítulo 04.
• Y el último flashback ocurre unos días más tarde de lo que se contaba en el Capítulo 09. <---Sí, ya sé que lo menciono muchas veces, pero... por desgracia es una parte importante de la historia.

Espero que podáis seguir toda la trama fácilmente, preguntadme lo que queráis si tenéis alguna duda, y, como siempre, gracias por leer :-D.