*WARNING: This blog is intended for a mature audience. Its contents may include adult situations, violence and sensitive issues that some people might find disturbing. Please read at your own discretion.

7 October 2014

Unos Ojos marrones: Capítulo 24

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*ADVERTENCIA: Hmm, no, ninguna advertencia esta vez, sólo un pequeño recordatorio para que prestéis atención a lo que sucede en este capítulo. ¿Hay algo que os resulte familiar? ;-)

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Nada más entrar, Claire respiró profundamente por última vez. –Tengo que decirte una cosa–, le dijo a Andrew, y se sorprendió por lo fuerte que había sonado su voz.


–No, no, por favor. Tengo algo que decirte yo primero.– ¿Andrew también quería hablar con ella? Su respiración comenzó a acelerarse. –Pero no aquí.– continuó él. –Vayamos a la sala para que estemos más cómodos.

Y justo cuando Claire pensaba que el corazón no le podía latir más rápido, Andrew le demostró que se equivocaba al posarle la mano sobre su pecho y lanzarle una de esas miradas. Una de esas miradas que ningún hombre le había lanzado antes, y una de esas miradas que Andrew le lanzaba tan sólo a ella. Había hecho que perdiera la concentración. Había hecho que se perdiera a si misma. ¿Cómo lo lograba?


Sin darle oportunidad de reaccionar, Andrew la tomó de la mano y se encaminó hacia la puerta.


Al entrar en la salita, lo primero de lo que se percató Claire fue de la lluvia, que sa había transformado en algo más que una amenaza. ¡Por algo se le había agudizado el dolor en el estómago!


Luego solo fue consciente de que ambos estaban sentados en un sofá bajo la ventana, besándose. Las cosas no estaban saliendo como Claire las había planeado. ¡En absoluto! Pero algo en su interior le dijo que dejara de preocuparse y disfrutara al máximo del momento, tal y como quería.

El hecho de que Andrew ejerciera una influencia tan fuerte sobre ella con un simple beso podía significar tan sólo una cosa. Algo de lo que se había dado cuenta mucho antes – en la noche del festival – pero que no se había atrevido a verbalizar... Ya no podía negarlo por más tiempo: estaba irremediablemente enamorada de él. El corazón le dio un vuelco.


Claire se quedó temblando al apartarse Andrew de ella y cogerle la mano de nuevo. Cuando le habló, su respiración sonaba entrecortada, y tenía una cálida sonrisa en los labios. —Claire, sé que te dije que tendría paciencia, pero ya no puedo soportarlo más. Tengo que decirte que...

—¡Espera! ¡No sigas hablando, por favor!— En realidad, Claire ansiaba escuchar lo que quería decirle, lo deseaba más que cualquier otra cosa del mundo, pero no debía permitirlo. —Tú y yo... No puede ser.


—¿Por qué dices eso?— Se le desdibujó la sonrisa y frunció el ceño. —Estoy seguro de que tú sientes lo mismo, puedo adivinarlo. Además, mis intenciones son totalmente honorables.— Hizo una pausa y la miró. Claire se perdió dentro de esos ojos. —De hecho, lo que quiero pedirte es que...


—No, no deberías decir eso.— Claire volvió a interrumpirle. —Podrías lamentarlo más tarde. Especialmente...— Tragó saliva. —Especialmente cuando sepas lo que he venido a decirte.

—¿Lamentarlo?— suspiró Andrew. —Claire, no creas que no siento respeto por tu pérdida. No te preocupes, jamás se me ocurriría reemplazar a tu difunto marido.


¿Su marido? ¿Reemplazar a su marido? Claire se quedó paralizada mientras su corazón dejaba de latir. La habitación parecía de pronto demasiado pequeña como para contener todas sus emociones. Se levantó de un salto, balbuceó las primeras palabras que le vinieron a la mente, —Nunca podría quererte—, y salió rápidamente de casa de Andrew. La reacción de Andrew se le iba a quedar grabada en el cerebro para siempre, aunque no había llegado a verla.

Simplemente sintió la necesidad de echar a correr.

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Y eso fue lo que hizo: correr. Corrió, y corrió, y corrió, sin importarle la copiosa lluvia...

¡Mentirosa, mentirosa, mentirosa! ¿Que nunca podría quererle? ¡Qué estupidez! ¿Cómo podía haberle dicho eso? ¡Mentirosa, mentirosa, mentirosa! ¡Cuánto lamentaba lo que le había contestado! Pero, ¿qué otra cosa podía haberle dicho?


¿Por qué habría tenido que decirle Andrew algo semejante? ...No te preocupes, jamás se me ocurriría reemplazar a tu difunto marido. Tenía que emplear esas palabras, ¿verdad? Eran precisamente las que más la torturaban.

Claire no se percató de que seguía corriendo hasta que se vio obligada a parar por puro agotamiento. Sin prestarle ninguna atención al lugar en el que se encontraba, se sentó sobre una roca para recuperar la respiración.

Ahora comprendía la imprudencia que había cometido al no detenerle antes. Podía soportar el dolor. Apenas importaba que éste fuera, tal vez, el único tipo de dolor que no había experimentado nunca, porque el dolor era algo a lo que estaba acostumbrada. Pero provocarle dolor a Andrew... eso ya era otra cosa, algo que no podía aceptar con tanta facilidad. Su pasado siempre volvería para atormentarla de la forma más insospechada. Y como de costumbre, no había nada que una mujer como ella pudiera hacer excepto llorar hasta quedarse dormida.

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¿Cómo es que había sacado ese anillo del cajón? Las últimas horas estaban en blanco. Tan sólo recordaba vagamente haberse despertado a orillas del lago – los ojos hinchados, la ropa empapada por la lluvia – y haber regresado, tambaleante, a casa.

El caso es que aquí estaba, observando esa pequeña pieza de metal, atrapada en lo que simbolizaba. Debería haberse desecho de ella hacía tiempo, como tenía intención de hacer, pero al tratarse de un diseño poco habitual consideró más prudente no hacerlo, por si fuera posible rastrearla.

Se le comenzaron a agolpar imágenes de su boda. El 12 de Septiembre de 1884. El día más infeliz de su vida...


Claire no era capaz de apreciar ninguna de las decoraciones especiales: ni el delicado tejido de su vestido de novia, ni sus joyas recién estrenadas, ni los bancos adornados con lazos de encaje, nada. Nada excepto el olor característico que emanaba de los lirios que bordeaban toda la estancia. Por algún motivo, esas pequeñas flores blancas habían captado su atención. Y eran lo único en lo que podía pensar en el momento en el que alargó el brazo hacia él. Esas manos que ahora le estaban poniendo la alianza eran las mismas que la habían amordazado para evitar que gritara al hacerla suya, de forma tan brutal, tan sólo unas semanas antes; y esos labios que ahora le juraban devoción eterna eran los mismos que le habían gruñido toda clase de obscenidades. Le entraron tantas náuseas a Claire que no pudo seguir pensando. De nuevo intentó concentrarse en esas hermosas flores.

Tras unos momentos, consiguió reunir el valor suficiente como para mirarle a la cara, pero, de pronto, la escena se oscureció delante de ella, y no fue a ese aterrador hombre de pelo oscuro al que vio. En su lugar, vio a una figura con barba – mucho más querida para ella – sonriendo ante una versión más mayor de si misma. ¡Andrew! La cabeza le daba vueltas.


No pudo soportar por más tiempo el tacto de ese odioso anillo, y lo tiró con fuerza al suelo. ¡Andrew, Andrew! ¿De verdad iba a...? ¿Iba a... declararse? Claire rompió a llorar.

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Claire agotó toda la fuerza que le quedaba en ir a trabajar a la mañana siguiente, y se encontró con un malhumorado Andrew esperándola a la entrada. Le echó un vistazo de los pies a la cabeza, y después apartó la mirada. Claire se preguntó si se habría dado cuenta de que iba vestida exactamente igual que el día anterior.

¿Quizá todavía no era demasiado tarde para decírselo? Cualquier cosa sería mejor que aguantar esa mirada tan fría. Tenía que ser valiente y decírselo. Hablarle de lo que él le había hecho durante tantos años, y de sus cicatrices; de los concursos de música, y del modo en el que había abandonado Inglaterra; de su identidad falsa, y de...

—Andrew, yo... Lo que sucedió anoche...


–Olvidemoslo todo.– Su tono de voz le atravesó las entrañas. –Y dadas nuestras presentes circunstancias, quizá deberíamos volver a tratarnos de usted..., Sra. Parker.– Apretó los labios con fuerza. –Puede entrar ya en la clínica. Me reuniré con usted en un minuto.– Se giró sobre sus talones, y se encaminó hacia la sala, y Claire no pudo por menos que quedarse mirándolo, conmocionada.


¡De modo que sí que era demasiado tarde! Quizá fuera lo mejor, prefería que Andrew pensara que era voluble antes que retorcida. Y ya lo creo que pensaría que era retorcida, a juzgar por la reacción que acababa de tener. Pensaría que era retorcida si lo supiera. La despreciaría si lo supiera. La odiaría si lo supiera. O peor aún. Le diría que regresara a dónde pertenecía si lo supiera: ¡no le sorprendería que lo hiciera! Y ella se despreciaría, y se odiaría. Su tragedia era completa. Ya no había esperanzas.


Las piernas doloridas de Claire apenas alcanzaron a llevarla hasta la consulta, y su mano tembló al girar el pomo de la puerta. Entró en la habitación, y fue entonces cuando los vio. No dejó de mirar esas botellas al acercarse lentamente a la estantería. Los calmantes que ella misma había almacenado ahí tantas veces.

Alguna fuerza interior la llevó a coger una de las botellas y esconderla bajo la falda. No es que estuviera planteándose usarla, pero la reconfortó inmediatamente saberse en posesión de una de ellas. Si la situación llegara a plantearse, no fallaría una segunda vez; ser la ayudante de un médico durante más de seis meses le había enseñado cuál era la dosis necesaria.



Unos-Ojos-marrones-Capitulo-25Unos-Ojos-marrones-Capitulo-23



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Nota de la autora: Como probablemente ya habréis adivinado al leer este capítulo, hemos vuelto al momento del Prólogo. ¿Y ahora qué? es posible que os esteis preguntando. Bueno, pues sólo yo sé la respuesta, pero de momento, digamos simplemente que éste ha sido un capítulo bastante emotivo para mí, porque he tenido que volver a leer lo que escribí hace casi dos años, y luchar contra mis propios demonios (léase crítico interior ) en el intento. Y en caso de que os interese, he reutilizado parte del texto que ya usé en su momento. Echadle un vistazo si os apetece.

12 comments:

  1. Ojalá confiara en Andrew; es difícil después de haber vivido lo que vivió con su marido, está demasiado traumatizada, pero se ve que Andrew es un buen hombre, que la quiere y que no le daría la espalda.
    Besos!

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    1. Pues sí, ojalá. Por desgracia su trauma no le permite pensar con claridad.

      Gracias de nuevo por pasarte a leer :-).

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  2. Un capítulo lleno de sentimientos y emociones encarceladas, sobre todo de parte de Claire, que al final la veo hasta capaz de tomarse lo que haya cogido para quitarse del medio... Sinceramente, no me lo esperaba, aunque puedo llegar a entender perfectamente el por qué, pues está tan anulada, acribillada y machacada por la vida tortuosa que le dio el ***** del marido que ya no puede tirar más de su alma...
    Esperemos que Andrew la salve a tiempo que, por otro lado, ha estado demasiado seco en su reencuentro (y no es para menos, estará super confundido el pobre, pero debería tener más empatía con ella. A fin de cuentas, no sabe nada de su vida y su matrimonio, sólo conoce sus propias suposiciones).
    Ánimo y sigue así guapa.
    ¡Un beso!

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    1. "Emociones encarceladas...", me gusta esa expresión, es muy acertada. Siempre intento que las reacciones de Claire sean sorprendentes pero coherentes con su personalidad y manera de actuar. Y en este caso lo que más podía dolerle es que Andrew estuviera celoso precisamente de ÉL, ¡del @#%&@% de su marido! >:-(

      Muy cierto lo que dices sobre Andrew: puede entenderse que esté dolido, no debe de ser nada fácil estar enamorado de una mujer que te alienta y te rechaza a partes iguales, pero quizá debería pensar con un poco más de calma, dejar los celos de lado y empezar a plantearse que quizá algo no marcha bien...

      Gracias por leer :-).

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  3. Esperaba que Claire pudiera contarle sobre su vida. Habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. A mí también me ha sorprendido que piense en hacerse daño, espero que finalmente no lo haga.
    Un beso!

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    1. Pues no, la pobre al final no ha tenido valor: las palabras de Andrew la descolocaron por completo :-(. Sorprendente o no, el caso es que ya intentó suicidarse una vez, esperemos que no lo intente de nuevo...

      Gracias por leer :-).

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  4. Que pena que al final Claire no haya podido contar la verdad, aunque supongo que tarde o temprano saltará por algún sitio. Ojala pudiera mandar un rayo y matar a su marido...me aterroriza pensar que Claire nunca vaya a ser libre de verdad, o que Andrew desaparezca ahora.

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    1. Claire está a punto de saltar, de eso no hay duda, y esperemos que lo haga antes de que sea demasiado tarde...

      Gracias por leer :-).

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  5. Yo creía haberte dejado un comentario aquí pero parece que algo ha fallado. Espero continuación a ver cómo se desarrolla y se une ese pasado que parece doloroso y ese futuro que podría ser prometedor...
    Besines,

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    1. Me dejaste un comentario en el capítulo en inglés, no sé si te refieres a eso...

      Espero no tardar demasiado con la continuación, gracias por pasarte :-).

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  6. Jo menuda currada!, me encanta!!! tienes que tener maña para esas cosas :).
    Tienes una seguidora más y te invito a que pases por mi blog y le eches un
    ojo a ver si te gusta.
    Saludos

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    1. ¡Gracias por tus palabras! :-)

      Me pasaré por tu blog en cuanto tenga un ratito.

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